Parece imposible imaginar que una amalgama de hierro y óxido, prácticamente al final de su vida, pudiera haberse convertido en esta escultura sobre ruedas. El hombre detrás de esta espectacular recuperación es un holandés que no tiene miedo de afrontar los retos más difíciles e incluso aquellos que parecen imposibles.
Por José Armando Gómez • Fotos Wimoto
El autor de este proyecto, el holandés Wido Veldkamp, tuvo en su padre, Alfonso, uno de los mejores cómplices que pudo tener. Fueron muchos los momentos que pasamos juntos trabajando en diferentes motos, ya que Alfonso ya está jubilado. Prácticamente todas las semanas acompañaba a su hijo al taller. Sin embargo, le diagnosticaron Alzheimer y el rápido deterioro de su salud hizo que este BMW fuera el último proyecto en el que participó. En honor a su memoria, Wido bautizó este modelo “Alfonso”.
Es la primera vez que una obra de Wimoto aparece en esta sección reservada a las motos más exclusivas y exóticas del mundo. Al frente de este taller, con sede en la ciudad holandesa de Elst, se encuentra Wido Veldkamp, ingeniero en diseño industrial que trabajó durante varios años como ingeniero mecánico en la industria petroquímica, donde adquirió mucha experiencia en diseño CAD 3D y análisis de resistencia.

Así que, cuando se sintió preparado para emprender su propia aventura, en solitario, montó este taller en su ciudad natal. En esta edición nos centramos en la personalización basada en la BMW R100RT, más concretamente un modelo de 1982, que quedó prácticamente abandonado, con el bloque motor todo oxidado y la mayoría de componentes completamente inutilizables. De hecho, el propio Wido lo ha utilizado desde que lo adquirió para diseñar cuadros auxiliares, que luego utilizó en otras bicicletas.
Sin embargo, hubo un momento en que Wido miró este “objeto” y vio más potencial del que había visto antes. En ese momento decidió poner manos a la obra y dar vida a un nuevo proyecto cuyo resultado final superó todas las expectativas. No todo el mérito fue suyo, ya que para gran parte del proyecto contó con la ayuda de su mayor ayudante, su padre, quien presta su nombre al proyecto, por las razones que se explican en el destacado redondo, junto a este texto.
DESPIERTO DE CREATIVIDAD

Wido Veldkamp nos cuenta que todas las preparaciones en las que utiliza bases BMW son muy similares, pues se tratan de motos con rasgos y características únicas, como el inconfundible motor boxer. Así que el punto de partida para el personalizador, y uno de los puntos clave, fue que este proyecto tendría que ser totalmente radical, para que el resultado final no se pareciera a nada que hubiéramos visto antes.
Como tuvo que rehacer prácticamente toda la parte ciclista desde cero, no se impuso límites y empezó diseñando una horquilla estilo Hossack para solucionar la suspensión delantera. Para la parte trasera, buscó una alternativa entre otros modelos de BMW que encajara con su proyecto, pero no encontró lo que buscaba y acabó teniendo que diseñar su propio chasis, con la idea de poder instalar un neumático más ancho y que el amortiguador estuviera centralizado (es un Wilbers, el mismo que el delantero).
Sin embargo, el diseño exótico de la horquilla delantera creaba un nuevo problema, como era cómo integrar las ópticas y la solución encontrada se inspiró en las de la s1000RR, a través de las protecciones estilo “Angel Eye”, cuyo resultado no pudo ser mejor. La superbike alemana no fue la única fuente de «inspiración» para este proyecto, ya que tanto los frenos como las ruedas provienen de una BMW R 1150 RT.
En cuanto al motor, como ya hemos explicado, fue necesario restaurarlo por completo y, dado que se mantenía la arquitectura y cilindrada original, se aprovechó para introducir algunas mejoras como la incorporación de dos líneas de escape completas realizadas artesanalmente con ambos silenciadores sobreelevados, colocados bajo el asiento, para rematar una zaga que no cuenta con guardabarros, sino con un soporte para matrícula colocado sobre el volante. En definitiva, una pieza de artesanía del más alto nivel, cuyo resultado final llenará de orgullo al hombre del que heredó su nombre.